En esta novela de Francisco Suniaga se pueden hacer varios cortes. El primero es obvio y ubica la obra en la categoría de ficción histórica. Narra las peripecias épicas del general Pablo Morillo y su ejército en Tierra Firme (actuales Venezuela y Colombia). Había zarpado de Cádiz en 1815, al frente de una flota de sesenta barcos y diez mil hombres, con la misión de pacificar un territorio varias veces más grandes que la península. Regresó a España solo, enfermo y vencido en 1820. La sola parábola del personaje sería suficiente para estar frente a una narración sólida. Pero "El Pacificador" hurga más en el interior de los personajes y expone sus dilemas y contradicciones en un marco de violencia extrema. Morillo y sus adversarios están atrapados en una confrontación en la que se confunden la lucha por la independencia y una cruenta guerra civil, de tintes raciales y clasistas, entre venezolanos. El autor escoge un foco que hace novedoso este relato ficticio: los de la civilización derrotada, los de la Venezuela que debió regresar a los barcos en los que, a lo largo de tres siglos, habían arribado sus antepasados.