Motivos Hispanoamericanos Eduardo Arroyo Lameda
Idioma: Español Editor: Caracas, Venezuela. Descripción: 293 PáginasTipo de contenido: texto Tipo de medio: no mediado Tipo de portador: volumenTipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Biblioteca Universidad Monteávila | Disponible | 2025-0083 | ||
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Biblioteca Universidad Monteávila | Disponible | 2025-0085 |
Un desencantado de América /
Un desencantado de España y un buen amigo de América /
Los viajes y nosotros /
En busca de una fórmula Cómo puede vernos el pensamiento trasatlántico /
Cómo puede vernos la imaginación trasatlántica /
Un camino de firmeza /
La muerte de la muerte /
Pesimismo aparente, meliorismo, optimismo /
A manera de epílogo /
Motivos Hispanoamericanos, que se complace en presentar la dirección de cultura de la UCV, en edición facsimilar de la publicada por "Le Livre Libre" París, 1930, es uno de los pocos libros de Eduardo Arroyo Lameda (1891-1977), hombre de mucho escribir y poco publicar, que amaba el ensayo y aspiraba, decía, a ser un pensador, porque "pensar es tan delicioso como soñar".
"Este es un libro cuidado, armonioso. Desde el primer momento queda muy claro que no se trata de una simple recopilación. Sino que, por el contrario, surge de un plan largamente pensado", afirma el prologuista. En verdad es el fruto maduro de los "años londinenses" del autor, de 1920 a 1930. Y si Arroyo aspiraba a pensador, Motivos está precisamente pleno de ideas. "Por la libertad", antidogmático, humanístico, no es extraño que el libro haya circulado escasamente cuando apareció, bajo el gomecismo. Lo bellamente asombroso es que haya anticipado a ideas como la integración latinoamericana y señalado que sólo será real si los pueblos la toman en sus manos. O que advirtiese, tantos años antes del actual auge petrolero: "siempre hay que desconfiar de los arbitrios fáciles de opulencia... La única vía segura de abundancia es el diario y monótono esfuerzo en el plantío, en el taller..."
Lo mismo que en confiar en la inteligencia (1959) o en sus ágiles y densos artículos de prensa, está aquí de cuerpo entero uno de los mejores ensayistas venezolanos. El prólogo del poeta Carlos Augusto León, amigo del autor y estudioso de su obra, incita a la lectura y subraya las cualidades literarias y humanas del libro.
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