Incluye referencias bibliográficas (p. 195-202).

El advenimiento de la televisión generó una pregunta para algunos inquietante: saber qué efecto tendría ese aparato sobre la gente. Con el paso del tiempo, la pregunta ha ido girando sobre sí misma hasta invertirse: hoy en día suscita mucho más inquietud saber qué hace la gente con la televisión. Devórame otra vez recorre el territorio que media entre estas dos interrogantes, en un travelling panorámico a través de: los diversos géneros y lenguajes televisivos; el papel (¿activo o pasivo?) del televidente; los cambios que produjo la TV sobre la política y los políticos; el humor argentino en la pantalla chica (haciendo hincapié en el caso de Alberto Olmedo); la estética del videoclip; la revolución de las filmaciones caseras e informales (bloopers, cámara oculta, videos testimoniales como el brutal castigo policiaco a Albert King en Los Angeles); el perfil de la industria televisiva actual a la luz de las nuevas tecnologías (TV por cable, satelital, etc.) y del surgimiento de poderosas empresas multimedia, luego de la privatización de los canales del Estado. La tendencia de la televisión a devorar todo lo posible es evidente y hasta obvia. Oscar Landi sostiene en este libro que el pedido de -ser devorados otra vez- no es otra cosa que el afán de actores y espectadores, reporteados y reporteros, famosos y anónimos, individuos y muchedumbres, de participar del efecto de realidad que producen las imágenes en el mundo actual: dicho en otros términos, que en este fin del milenio algo existe si, y sólo si, atrae la atención de la TV.