Incluye referencias bibliográficas (v. 2, p. 485-491).

He aquí, pues, el speculum en el que viene a reflejarse, al compás de los siglos, la empresa de un fraile franciscano, que a vueltas de su tarea de preparar misioneros, de serlo él también o de dirigirles, escribirá una de esas historias que Arrom catalogaría en la generación de 1564, caracterizada por poseer, más aún que la anterior, 'pupilas americanas´, pupilas que contemplan amorosamente el paisaje que les rodea, que ven y sienten como propias las cosas de América, que tienen ya esa cosmovisión del convivir hispánico, como en diálogo con los primeros criollos, con los hijos de los conquistadores, si ellos mismos no lo son. La originalidad de Fray Pedro Simón está en su método de componer historiográficamente, de montar el aparato de su discurso, sobre autores conocidos y proclamados, con auxilio de fuentes de primera mano, informes, memoriales y otros papeles, más el añadido de su propio testimonio. Toma las realidades que conoce y analiza; las estudia, compara y pondera, y luego las aliña con su propio jugo, una prosa clara, directa, espontánea, tocada de la fuente original del idioma, el pueblo corriente y moliente.