Moldes para la fragua /
Rafael Caldera
- Tercera edición.
- 431 páginas.
Bolívar, símbolo de un deber actual. -- Andrés Bello, ciudadano de América. -- Francisco de Miranda, el drama de Miranda y Venezuela. -- Antonio José de Sucre, demasiado joven para tanta gloria. -- José Antonio Páez, el general Páez de a pie. -- Pedro Gual, el Congreso de Panamá y la integración latinoamericana. -- Manuel Vicente Maya, el testimonio discrepante. -- José Gabriel Álvarez de Lugo, un prócer de mi pueblo. -- José Gregorio Hernández, el "diremos mañana" de la lección perenne. -- Hernández y Razetti, una amistad ejemplar. -- Tulio Febres Cordero, un faro en la provincia. -- Julio César Salas, sociólogo y patricio. -- Caracciolo Parra León, una revolución en la universidad. -- José Manuel Núñez Ponte, maestro sin desfallecimiento. -- Tomás Liscano, en e taller del propio esfuerzo. -- Plácido Daniel Rodríguez Rivero, historiador y médico. -- Félix Saturnino Angulo Ariza, "una lección en aula". -- Rafael Arévalo González, el acento que no pudo silenciar la mordaza. -- Andrés Eloy Blanco, el amortiguador de la Constituyente. -- Rómulo Gallegos, término fecundo de una larga jornada. -- Raúl Leoni, el camino recto de las instituciones. -- Eleazar López Contreras, lindero y puente entre dos épocas. -- Inés Ponte, virginidad fecunda. -- Trinidad Figueira, labor callada y digna recompensa. -- Pedro del Corral, un venezolano ejemplar. -- Jacques Maritain, fe en Dios y en el pueblo. Luigi Sturzo, lo político y lo religioso dentro de lo social. -- Konrad Adenauer, "El Viejo" ha muerto de pie. -- Dardo Regules, modo de convivencia. -- Robert F. Kennedy, la escoria en el crisol. -- Herbert H. Humphrey, el testamento de Humphrey. -- Aldo Moro, la experiencia humana y la política de Aldo Moro. -- San Ignacio de Loyola, hombre completo, ejemplo para la juventud. -- Lucas Guillermo Castillo, la recia mansedumbre. -- Salvador Montesdeoca, en holocausto por la paz del mundo. -- Rafael Arias Blanco, el Arzobispo de la liberación. -- Marcos H. Ferreira, madera de corazón. -- La madre Febronia, para descansar sobra tiempo, donde el tiempo no rige. -- La hermana San Agustín, tumba, surco, semilla. -- Jesús de Nazaret, aquel obrero que llamamos Cristo.