Esta novela que completa con “Héroes de Cuba” el ciclo que los autores dedicaron al desastre colonial de 1898, prescinde evidentemente del acontecer político y de los sucesos históricos que aparecen ya en el citado título. Se ciñe, por tanto, más a las peripecias novelescas y a la exposición de la lucha en el archipiélago de Filipinas, donde los españoles dieron cima a una hazaña bélica asombrosa: la resistencia del sitio de Baler, aldea de la isla de Luzón. Un reducido grupo de soldados mandados por el capitán Enrique de las Morenas y, a la muerte de éste, por el teniente Saturnino Martín aguantó un terrible asedio de más de once meses. Hacía ya cerca de seis meses que se había firmado la paz entre España y Estados Unidos cuando los defensores de Baler capitularon. Una serie de personajes y situaciones, reales o imaginarios, nos dan un cuadro estremecedor de la lucha del destacamento español que, sin municiones ni víveres, sin esperanza de auxilio y sin claudicar ante las enfermedades, hizo frente a un enemigo infinitamente superior. Salieron del cuartel vestidos con harapos pero con las banderas desplegadas y en correcta formación, episodio éste que en la novela adquiere auténtica grandeza épica.