000 02798nam a22002417a 4500
005 20241107202204.0
007 ta
008 241107s2004 ve |||||r|||| 00| 0 spa d
020 _a9803541358
040 _avecauma
_cvecauma
_dvecauma
099 _aPQ8550.13
_bA2 A6
_c2004a
100 1 _aCaballero, Manuel,
_d1931-2010
_93598
245 1 3 _aEl desorden de los refugiados (ensayos)
260 _aCaracas :
_bAlfadil,
_c2004.
300 _a255 p.
490 0 _aBiblioteca Manuel Caballero
_v6
505 _aEl desorden de los refugiados. -- El bien del intelecto. -- Para una lectura política del "Discurso del método". -- Para la memoria una amistad. -- Fratelli d' Italia. -- La palabra o la guerra antes de la guerra. -- El viejo de la montaña. -- La lengua de Cantinflas. -- "Oiradarío", oír a Darío. -- La palabra decadencia. -- Las anécdotas del General. -- Todos somos (o debemos ser) judíos. --De cómo un escritor se hunde en los infiernos. -- Santa novela la historia. -- Teoría política y acción literaria. -- Con un chivo se hace una fiesta. -- Triste y casta novela del futuro. -- El petróleo: la gran novela sin novelistas. -- Salvador Garmendia. -- Álvaro Mutis: el tono de la vida y de la muerte. -- Mis viejos tratos con el "Cartel de Medellín". -- La admiración por Sarmiento. -- Maquiavélico, maquiavelista, maquiaveliano. -- El universo del marranismo. -- El "antisocial" en Balzac. -- Cesaré Pavese. -- Dos escritores en su siglo. -- Dos imágenes de la "otredad" norteamericana. -- Libertad y palabra divina. -- Rayma día a día. -- En el principio fue la gula. -- La casa fue primero que el amor. -- Del auto sacramental a la campaña electoral. -- La belleza femenina entre la libertad y la igualdad. -- La muerte de Superman: ¿fin de mundo?
520 _aLa desconfianza que produce el ensayo es tan natural que, si no lo hubiese, no habría ensayo. Entre otras cosas, se le ve como un cajón de sastre, como el refugio de los desordenados. Ésta era también la calificación que Balzac le daba al periodismo y por eso muchas veces se confunden ambas cosas. A través del ensayo se reflexiona sobre el impacto de un día y no solo se expresa la emoción de un día, como hace el periodismo. El ensayista asume su expulsión del ordenado mundo de las certidumbres, donde se ha instalado su contrario, y en lugar de buscar un nuevo orden para tranquilidad de su espíritu, decide asumir la existencia permanente de aquel desorden externo, y agregarle su propia perplejidad. En tales condiciones, el ensayo no es el refugio de los desordenados sino el desorden de los refugiados.
600 1 0 _93598
_aCaballero, Manuel,
_d1931-2010
_xColecciones de escritos
650 0 _918
_aENSAYOS VENEZOLANOS
942 _2lcc
_n0
_cBK
999 _c10902
_d10902