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Durante los siglos XVI, XVII y XVIII y hasta bien entrado el XIX, fue costumbre de los conventos, catedrales y algunas Iglesias en cargar villancicos religiosos para las fiestas de Navidad, de Reyes y de la Concepción. La riqueza de los villancicos es tan asombrosa que puede compararse a la de los Cancioneros y Romanceros. Estos villancicos del siglo XVII y del siglo XVIII del Convento de las Descalzas Reales, del Monasterio de la Encarnación de Madrid, de la Catedral de Toledo, de Málaga, de Lérida, etc., son un ejemplo de lírica religiosa en lo en que lo culto y lo popular se enlazan en artificiosa arquitectura, donde lo simple se une a lo culterano, y la graciosa donosura a la más sublime piedad. Como una muestra de esta inmensa riqueza literaria, Carmen Bravo-Villasante ha preparado esta edición de villancicos, compuestos para diferentes iglesias y catedrales españolas, donde fueron cantados.